Los ahorradores españoles y el espejo chipriota
Aquí teniu l'article que em van publicar a Agenda Pública, el passat dimarts 26 de març.
El sistema financiero de Chipre está en una situación de quiebra. ¿Pero qué
debe hacer la Unión Europea y el resto de Estados miembros de la Unión Económica
y Monetaria? ¿Salvar a los bancos chipriotas? ¿Dejar caer los bancos pero
salvar a los depositantes? ¿Permitir que los grandes depositantes pierdan sus
ahorros para que los pequeños ahorradores los puedan salvar?
Estas son las preguntas que llevan semanas encima de la mesa de los
ministros de Economía de la zona Euro y que se resolvieron el sábado 16 de
marzo con la tasa excepcional del 6.75% a los depósitos de menos de 100.000
euros y del 9.99% a los depósitos superiores, revisada a posteriori para dejar exentos a los depósitos inferiores a los
20.000 euros, y vuelta aún a revisar para dejar exentos a todos los depósitos
inferiores a los 100.000 euros y terminar aplicando una "tasa" de hasta el 30% en los depósitos
superiores a los 100.000 euros.
Se ha escrito que la "tasa sobre los
depósitos" que se quiere aplicar es una "confiscación" de los
ahorros. Pero esa argumentación parte de la premisa que los depósitos, sean de
la cuantía que sean, están garantizados, y eso no es cierto. Los depósitos sólo
están garantizados hasta los 100.000 euros ante un riesgo de quiebra de la
entidad financiera. Y la tasa que se quiere aplicar es precisamente para evitar
esta quiebra, de modo que incluso la podríamos calificar de "mal
menor" si consideramos que sin el plan de rescate, probablemente como
mínimo uno de los dos grandes bancos chipriotas quebraría y sus depositantes
podrían perder todos sus ahorros. El plan de rescate y la tasa permitiría no
sólo garantizar los depósitos inferiores a 100.000 euros, como marca la ley,
sino garantizar los depósitos superiores con una pérdida de "sólo" el
30%.
Y aquí está el meollo de la cuestión: ¿por qué, en lugar de aplicar esta
tasa no dejamos caer a bancos técnicamente en quiebra, los liquidamos, y
garantizamos todos los depósitos hasta un máximo de 100.000 euros? ¿Por qué no
garantizamos los ahorros de los pequeños depositantes y permitimos que todo
aquél que tenga más de 100.000 euros pierda toda la cantidad que supera este
importe? Esa es la ley que, en principio, debería imperar para todos. ¿Da miedo
hacerlo? ¿Incluso nos da miedo en un contexto como el chipriota, donde la
mayoría de grandes depositantes son no residentes que llevaron su fortuna a la
isla para sacar provecho de su peculiar status
de "paraíso fiscal" dentro de la zona euro?
Si los bancos chipriotas quebraran, se calcula que se podrían perder hasta
el 60% de los depósitos. Pero eso no quiere decir que todo el mundo perdiera el
60% de lo depositado, sino que los pequeños depositantes podrían mantener el
100% de sus ahorros, y los grandes perderían hasta más del 90% en el caso que
tuvieran más de un millón de euros en la isla. ¿Por qué no se ha tomado esta
medida? Porque nadie ha querido, empezando por el gobierno chipriota. Un
gobierno que no quiso ni tan siquiera aplicar una tasa del 15% a todos
los depósitos superiores a 100.000 euros, como proponía la Comisión Europea,
medida que hubiera evitado proponer inicialmente una tasa para los depósitos
inferiores a esa cantidad,
y que ha terminando aceptando una solucion mucho peor.
Seamos claros: el principal responsable de la actual situación de quiebra
financiera en Chipre no es la troika
europea, sino el gobierno chipriota, que se ha beneficiado durante muchos años
del flujo de fortunas desde el exterior, principalmente de Rusia, y que ahora
no quiere poner en riesgo su particular "gallina de los huevos de
oro" tasando a los grandes depositantes extranjeros para poder salvar a
los pequeños depositantes chipriotas y al conjunto de su sistema financiero.
Chipre está viviendo las consecuencias del pinchazo de su burbuja
financiera, como también le ocurrió a Islandia, aunque con dos importantes
diferencias: en Chipre no sólo están en peligro los ahorros de sus ciudadanos
sino de las grandes fortunas de los no residentes, y -a diferencia de Islandia-
la República de Chipre forma parte de la Unión Económica y Monetaria. De modo
que los ahorradores islandeses perdieron gran parte de sus ahorros cuando el
sistema quebró, pero los chipriotas esperan que el resto de europeos salvemos
no sólo sus ahorros sino las fortunas de los no residentes que tienen sus
depósitos en Chipre. ¿Pero es eso justo?
¿No sería más justo que los depósitos superiores a 100.000 euros, la
mayoría en manos de ciudadanos no europeos, fueran grabados con una tasa, aunque sea del 20 o el 30 por
cien, para "rescatar" sus
propios bancos en quiebra, debido precisamente a la burbuja generada por el dinero
sobrevenido al pequeño Estado insular? Eso quizás sería lo más justo, pero el
gobierno chipriota se ha
resisitido durante mas de una semana.
Rusia, evidentemente, tampoco
lo queria aceptar. Pero la alternativa a la tasa (o quita) de los grandes
depositos era la quiebra. Y en una quiebra los grandes
depositantes lo hubieran perdido casi todo. Pero nadie quería una quiebra,
porque eso sí que sería un grave precedente para las entidades financieras del
sur de Europa.
Tampoco en España hemos permitido que ningún banco o caja de ahorros
quebrase. ¿Y por qué no? Quizás hubiera sido ¿mejor? permitir la quiebra de
alguna pequeña caja de ahorros, garantizando los depósitos de hasta 100.000
euros a través del Fondo de Garantía de Depósitos, que ir inyectando fondos a
la entidades para evitar que nadie pierda ni un euro. ¿O no?
Porque la pregunta clave es esta: ¿estamos dispuestos a que los
depositantes españoles que tengan más de 100.000 euros en sus cuentas -la
mayoría empresas- pierdan su dinero? Hasta ahora nadie ha estado dispuesto. El
Estado se ha gastado el dinero del Fondo de Garantía de Depósitos garantizando
la viabilidad de las entidades y así garantizar todos los depósitos de forma
indirecta, al margen de su cuantía. Y es con esta misma filosofía que se ha
planteado el rescate bancario español.
¿Cuál era la alternativa al rescate? Probablemente la quiebra de alguna de
las entidades. ¿Qué hubiera pasado con los 100.000 millones depositados en
Bankia si la entidad hubiera quebrado? ¿Quién hubiera garantizado los
depósitos? ¿Un Estado español sin recursos? Sin el fondo de rescate europeo muchos
ciudadanos hubieran perdido sus ahorros y quizás hubiera sido imposible
garantizar incluso los depósitos inferiores a 100.000 euros. Quizás el rescate
público no sea la mejor opción, pero ¿estábamos dispuestos a que los clientes
de Bankia soportaran en solitario la quiebra de la entidad para evitar tener
que inyectar fondos públicos? También tenemos que tener en cuenta que el
rescate se produce cuando otras opciones ya fracasaron ¿o hemos olvidado que
Bankia salió a bolsa precisamente para no tener que inyectar fondos públicos
para capitalizarla?
Desgraciadamente esta es la disyuntiva en la que nos encontramos: rescate
público europeo o quiebra. Y si un banco quiebra pero su Estado no es
suficientemente solvente para garantizar los depósitos, los depositantes
perderían sus ahorros -como recordaba hace unos días el ministro de finanzas
alemán. Eso es lo que hubiera pasado en España sin rescate bancario. Y eso es
lo que se ha intentado
evitar en Chipre con la "tasa" o "quita" a los depositos
superiores a 100.000 euros.
La disyuntiva en Chipre no es entre asumir una perdida del 20 o el 30% sobre los ahorros o mantenerlos como hasta ahora, sino entre asumir esa pérdida o perder los ahorros. Si los chipriotas no están
dispuestos a asumir esa
pérdida parcial, lo más probable es
que terminen perdiendo todos
sus ahorros.
El caso chipriota nos obliga a mirar la realidad de frente y asumir que las
ayudas públicas a la banca para mantenerla a flote han servido para salvar los
depósitos. Sin esas ayudas, y sin un sistema de garantía de depósitos europeo
que a día de hoy no existe, el riesgo de quiebra de algunas entidades hubiera
sido muy alto, y millones de españoles hubieran podido perder sus ahorros.
Debemos pues sabernos mirar bien en el espejo chipriota.
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